Escribo el día de REYES, la noche del 5 al 6 de Enero. Ellos ya están lejos. Por un extraño fenómeno incomprensible me topé con el rey Gaspar en el salón cuando fui a la terraza para subir el toldo. Hacía viento y se oían golpes contra la pared.
Gaspar me miró. Se giró viendo a Melchor y Baltasar que se alejaban. Volvió a mirarme, no dijo nada. Desapareció. No vi nada más pero puedo decir que cuando Gaspar te mira pierdes el aliento.

El corazón late más fuerte.
Por la mañana abrimos los paquetes: triciclos,patinetes, juegos reunidos, un scalextrix, puzles, un saxofón de juguete, un reloj de ajedrez, dos dinosaurios ,un otoscopio nuevo más ligero …

La mirada de Gaspar me decía que el número de hermanos y la posición relativa de ellos influye en el desarrollo y que el lugar que cada hermano tiene marca roles que se ven desde muy temprano. Se quedan de por vida con nosotros.
La mirada de Gaspar me decía sin palabras: “Que los niños inviten a su casa a jugar a otros niños. Y que devuelvan la visita”. Lo he dicho en estas colaboraciones: el JUEGO es la escuela de vida más importante los primeros años. Jugando aprendemos a estar solos, a compartir, a perder, a esperar el turno, a desear la suerte, a calcular, a ganar, a pensar rápido, a mover las fichas en un tablero que después será nuestro pequeño pero único mundo. Si hoy fuera ayer jugaría más tiempo con mis hijas y ahora paso todos los ratos que puedo con los nietos.

Vuelve a mirarme Gaspar ahora en el recuerdo y sabe que soy médico de niños. Pediatra. Me sugiere que mire al niño que no juega. Que quizás no oiga bien, o que no vea bien. Quizás es diferente y tiene menos capacidades. O algunos , pocos, más. Que piense en el autismo. Que me haga preguntas sobre si lo tratan bien en casa .¿ Ignora el juego simbólico de tanto ver la tele en soledad?
Vendrán más años. Superaremos el COVID 19. Yo no me podré quitar de la cabeza ese instante fugaz, ese encuentro de la noche de Reyes en mi terraza. Hasta pronto.

Mariano Mancheño Segarra – #Pediatra